Así, solo podrán ser elegida la fórmula que obtenga más del 45% de los votos válidos – sin contar blancos o nulos – o aquella que sin llegar a esa cifra obtenga más del 40% con una distancia superior a los diez puntos porcentuales respecto a la que le sigue en cantidad de votos.
Esta situación se dio en tres oportunidades desde el establecimiento del ballotage. La primera en el 2003 cuando Carlos Menem obtuvo el 24,45% de los sufragios frente a Néstor Kirchner que se quedó con un 22,24%, pero la segunda vuelta quedó trunca ante la renuncia del riojano y Kirchner asumió la presidencia.
La segunda ocasión se presentó cuando Daniel Scioli (Frente para la Victoria) con un 37,08% debió enfrentarse a Mauricio Macri (Cambiemos), que tuvo un 34,15% de los votos debido a que ninguna de las dos fórmulas obtuvo las mayorías necesarias para poder ser elegidas en primera vuelta.
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De ese modo se dio el primer ballotage de la historia en el que Macri dio vuelta los resultados y pudo imponerse a Scioli con un 51,34% frente a un 48,66% de los votos. No obstante, los resultados en la región fueron favorables al ex motonauta.
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