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En las últimas semanas se instaló una controversia sobre la posible importación de vacuna contra aftosa desde Brasil, a partir de la intención de un laboratorio que no la elabora en el país. En el fragor del debate, se instaló la idea de que “la Argentina tiene la vacuna contra aftosa más cara de la región”. Y otras cuestiones de fondo que se pusieron sobre el tapete.
Clarín Rural quiso conocer la opinión de uno de los dos laboratorios locales que elaboran la vacuna, CDV. El otro es Biogénesis Bagó. Dialogamos con Juan Roô, quien nos recibió en la planta inaugurada en el parque industrial de Pilar en el 2017.
“No es comparable el precio en Argentina con otros países de la región –sostiene Ro–. Querer hacerlo es distorsionar la información en forma intencionada. Primero, en nuestro país se tienen que contemplar la estructura impositiva (IVA, PAIS, Ganancias, IIBB, CHEQUE, etc. etc.). Y después, hay que entender el reacomodamiento de precios relativos en Argentina. La inflación, valor del tipo de cambio, restricciones a la importación, ponen el telón de fondo”.
–Pero aparte de estas cuestiones vinculadas con la macro…
–Por supuesto que hay razones tecnológicas que implican mayores costos. La composición de la vacuna, las técnicas de control de potencia mucho más exigentes (más antígeno). Y la aplicación a domicilio, una particularidad del sistema implementado exitosamente hace 30 años, cuando gracias a las fundaciones integradas por los productores, logramos terminar con el flagelo. El laboratorio no cobra la aplicación, sólo vende la vacuna a las fundaciones. El precio se fija por campaña y se cobra en un lapso de 6 meses. Aparte de esto, el precio siempre representó un % del kg de novillo, unos 700 gramos aproximadamente.
–¿No es cierto que la vacuna brasileña es más barata?
–Insisto, el precio de la vacuna en Brasil no es comparable, a partir de 2025 ellos dejan de vacunar y tiene vacunas sobrantes que son descarte. Las plantas de producción de vacuna anti aftosa, en Argentina, son de dedicación exclusiva (no pueden producir otras vacunas como en Brasil). Nuestra planta se inauguró en 2017 adecuándose a las exigencias internacionales. Invertimos 40 millones de dólares para hacer esta planta dedicada exclusivamente a aftosa.
–Se habla también de que en la Argentina estaba prohibida la importación de vacuna antiaftosa.
–Otro mito. La importación de vacunas anti aftosa nunca estuvo prohibida en Argentina. La Ley N°24.305 está vigente desde el año 1994 y puntualmente el Artículo 11 hace referencia a la libre importación de productos veterinarios, garantizando que cualquier elaborador -local o extranjero- pueda comercializar sus productos en Argentina previo registro y aprobación de los mismos por la autoridad sanitaria competente (SENASA).
–Como todo producto de origen biológico, debe cumplir normativas de seguridad, como en todas partes del mundo. La composición de la vacuna argentina no es un impedimento, de ningún tipo, para que puedan registrarse e importarse vacunas de otros países. El registro en Argentina es mucho más expeditivo que en otros países. Registrar en Brasil nuestra vacuna puede suponer más de 10 años. En los países asiáticos entre 4 y 7 años. En Colombia está prohibido registrar vacuna de otros países.
–Pero se argumenta que hay una especie de barrera, por la exigencia de contenido de ciertas cepas.
–Cambiar la composición de una vacuna debe conllevar un estudio epidemiológico muy exhaustivo. La cepa A2001 (linaje más nuevo que A24), controló el brote de 2001 en un menor tiempo que en los demás países donde no estaba esta cepa: 6 meses vs 24 meses. Ahora Brasil deja de vacunar, lo que supone un enorme potencial riesgo para el resto de la región. Quitar cepas no mejora el precio de la vacuna, y la hace menos efectiva. Quitar cepas para que entren competidores no es el camino, nadie en el mundo hace eso. En todo caso quien quiera producir o importar debe atender las normativas locales definidas por científicos que conocen del tema.
–¿Respecto a que no hay competencia?
–En Argentina hay 2 elaboradores y 3 oferentes. Un mercado que funciona perfectamente en competencia donde cada laboratorio nos debatimos los clientes que hacen licitaciones en todas las campañas buscando el mejor precio y condición.
–En el marco de esta agitación, algunos dicen que si si no hay brotes, no hay virus, abriendo la puerta a la idea de dejar de vacunar
–Esto es una falacia peligrosa. No hay brotes porque hay un alto nivel de inmunidad. Así y todo, en 2018 hubo brotes en Colombia y de Venezuela no se tienen datos. En Uruguay compra el Estado y se la entrega al productor (luego se cobra con una tasa de exportación). En Colombia la produce principalmente una empresa estatal. Paraguay tiene 2 plantas. Venezuela no produce. Brasil tenía 5 plantas, todas dejan de funcionar para aftosa (250 millones de cabezas), generando un enorme riesgo para la actividad en toda la región.
–¿Es cierto que por vacunar, no se abren algunos mercados?
–Uruguay vacuna y exporta a más de 160 países. Entre ellos, a Japón. Vacunar contra aftosa asegura el estatus sanitario. Sea exportador o no, el valor del novillo se sostiene por la exportación. Si nos cierran mercados, todos los productores pierden. El costo de la vacuna es menos del 0,12% del valor de una vaca. Al vacunar contra la aftosa, se aprovecha el encierre para hacer otras tareas sanitarias. La vacuna que se produce en Argentina es de las más controladas y de mayor potencia del mundo, asegurando su eficacia y seguridad.
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