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Ucrania y Moldavia empiezan este martes la negociación con la Unión Europea para, si todo va sobre ruedas, entrar a mediados de la próxima década al bloque.
Los cancilleres europeos dan el pistoletazo de salida a una negociación que es técnica, pero que a la vez es un desafío de primera magnitud a Rusia, que atacó a Ucrania para evitar que el país estrechara lazos con la Unión Europea y con la OTAN. El camino será largo y tortuoso, habrá frenazos y acelerones y los cambios políticos pondrán obstáculos, pero la Unión Europea nunca revertió una negociación así.
El proceso negociador son 35 capítulos que van desde fiscalidad a medio ambiente pasando por independencia judicial o cultura.
Lista de espera
Cada capítulo se abre y se cierra con un voto a la unanimidad de los Estados miembros, que en el período de negociación podrían ser más porque antes que Ucrania se espera la entrada de algunos de los países de los Balcanes que llevan tiempo negociando, como Montenegro, Albania, Serbia, Macedonia del Norte, Bosnia-Herzegovina o Kosovo.
Cuando los 35 capítulos estén cerrados el acuerdo deberá ratificarlo el Parlamento Europeo y todos los parlamentos nacionales de los Estados miembro. Ucrania decidirá si también hace una consulta por referéndum a su población, como hicieron algunos países antes de ingresar en la Unión Europea. Mientras tanto, deberá ir trasponiendo a su legislación más de 300.000 páginas de normativa europea.
Ucrania sería merecedora de la mayor parte de los fondos agrícolas y de cohesión europeos y muchos países que hoy son receptores netos de esos fondos pasarían a ser contribuyentes netos. Una solución sería, sueñan algunos funcionarios europeos, convencer a la rica Noruega para que entre a la vez que Ucrania. La contribución que le tocaría hacer equivaldría casi a los fondos que debería recibir Ucrania.
Desde que el pasado diciembre una cumbre europea aceptó que Ucrania y Moldavia se convirtieron en países candidatos a la adhesión, estos tuvieron que hacer ya algunas reformas para poder empezar a negociar. Kiev tuvo que hacer cambios en la forma en la que lucha contra la corrupción y en la protección de las minorías (rusófona, húngara y polaca).
Los gobiernos europeos aceleraron porque la Presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea pasa la próxima semana de Bélgica a Hungría y los húngaros, los más pro-rusos de la Unión Europea, ya habían advertido que con ellos no se avanzaría. Hungría no quiere molestar a Moscú y quiere centrar sus esfuerzos en la ampliación hacia sus vecinos de los Balcanes.
Moldavia, una creación soviética
Moldavia es un caso no tan alejado del ucraniano porque conlleva otro desafío a Rusia. Moldavia es una creación soviética tras la Segunda Guerra Mundial. Era la provincia rumana de Besarabia y Rumanía es miembro de la UE desde 2007.
El gran escollo para Moldavia es que no controla todo su territorio porque tiene incrustada la Transnitria, un enclave en la práctica independiente, una especie de país anclado en la Guerra Fría y protegido por tropas rusas.
La Unión Europea cambiará profundamente con la entrada futura de un gigante como Ucrania. Sería el primer país del bloque por territorio (sus tierras cultivadas equivalen a todo el territorio italiano) y el quinto por población (si recupera a los casi ocho millones que han huido desde que Rusia lanzó su ataque). Sería, también, la primera potencia agraria europea.
Ucrania es muy pobre para los estándares europeos. El ucraniano medio es tres veces más pobre que el rumano o el búlgaro medio, los más pobres del bloque.
Y Ucrania es, sobre todo, objeto del deseo del Kremlin y eso seguirá así mientras Rusia no tenga un régimen realmente democrático que respete que su vecino elija su camino. Ucrania es también un país en guerra y no entrará en el bloque mientras siga luchando.
Para ayudarla, los dirigentes europeos aprobaron en enero un paquete de ayuda macrofinanciera de 50.000 millones de euros para los próximos cuatro años, acompañado de otro de 20.000 millones de euros para armas y municiones. La Unión Europea ya decidió atar su futuro al ucraniano.
“La Europa de los 36” (los 27 actuales además de los seis de los Balcanes, Ucrania, Moldavia y Georgia) sería un gigante territorial con cerca de 550 millones de habitantes, que desafiaría a Rusia y que sería más pobre y heterogéneo. Una apuesta arriesgada pero ineludible, consideran las instituciones europeas y las cancillerías nacionales, tras la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania.
El mensaje es en primer lugar un desafío abierto a Rusia, a quien se le dice que no se aceptan esferas de influencia y que cada país decide libremente su futuro. Si Ucrania quiere ser miembro de la UE, como su pequeña vecina Moldavia, lo será si cumple las condiciones europeas, guste o no en Moscú. Rusia queda en Europa apenas con un socio, Bielorrusia, a quien trata como a un vasallo.
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