[ad_1]
El problema de las malezas resistentes en la producción agrícola argentina ha aumentado de manera significativa en los últimos años, tanto en la cantidad de especies que fueron apareciendo con el transcurso del tiempo, como en la extensión geográfica afectada, y se pueden destacar varios puntos clave que han sido objeto de investigación, desde el desarrollo y extensión, desde hace 10 años, afirma el Ing. Agr. Pablo Fernández Barrón, desde la coordinación del Proyecto Malezas CREA.
Analizando esos puntos clave, destaca, “wesde 2014, el Proyecto Malezas reporta anualmente a través de la SEA (Sistema de Encuesta Agropecuaria) un incremento considerable, en el número de empresas que afirman tener instalada la problemática de malezas resistentes en sus sistemas productivos, tanto en el número de especies que han desarrollado resistencia a diferentes herbicidas, como en su distribución geográfica”. Asimismo, sugiere que para otra información visitar el link https://malezascrea.org.ar/diagnostico-del-problema/
Esto llevó al Proyecto a trabajar desde sus inicios en forma conjunta con las Regiones CREA, a través de sus mesas técnicas, asesores y miembros en una red de Módulos de Estrategias de Manejo Integrado de Malezas. “Ellos ponen en práctica simulaciones de sistemas productivos combinando tecnologías de insumos y procesos, donde se prueban y combinan estrategias de control químico, pre emergente, pos emergente, intensificación en sistema de rotaciones, cultivos de servicio, control mecánicas, biotecnología, nanotecnología, aplicaciones selectivas, entre otras» consigna Barrón.
La expansión de la problemática se debe a varios factores, consigna Barrón, que incluye el uso continuo y repetido de los mismos sistemas, prácticas agrícolas simplistas forzando presión de selección de individuos resistentes, y la dispersión por diversas vías, en función de las características de las simientes de cada especie y biotipo, viento, agua, maquinaria, animales, corredores productivos, etc.
Doble impacto en la producción agrícola
Analizando la situación de manera más completa aún, afirma que las malezas resistentes compiten de manera directa con los cultivos por recursos como el agua, los nutrientes y la luz, impactando negativamente en los rendimientos de las cosechas, y su control implica manejos integrados que encarecen los costos de producción respecto al anterior manejo simplista, con lo cual el doble efecto, sobre productividad y costos.
Haciendo hincapié en el manejo de la problemática, explica: “Ese doble efecto hace que se destaque el criterio agronómico de cada situación en particular con una mirada mucho más holística, de largo plazo, pensando en sistemas más customizados y diversificados, es decir ajustados a cada realidad, capitalizando toda la paleta de tecnologías disponibles para hacer frente a la problemática. La integración de estas tecnologías como monitoreos, química, biotecnológica, metalmecánica, robótica, AgTech, I.A., Big data, permiten una producción más sostenible con menor impacto ambiental”.
Por otro lado, sostiene, que el valor de los datos y su análisis, permiten dimensionar el uso de tecnologías, su eficiencia asignativa respecto a su uso, lo cual prende señales de alerta respecto a la vida útil de las mismas y qué puede esperarse a futuro.
Otro análisis realizado fue la aplicación de Inhibidores de PPO en soja de primera incluyendo el % de lotes aplicados en 3.287 casos en presiembra/preemergencia.
«El Proyecto Malezas CREA ha intensificado sus esfuerzos en investigación y en la difusión de información en todas las regiones agrícolas del movimiento. En ese marco se han llevado a cabo numerosas jornadas técnicas, talleres y capacitaciones para informar sobre las mejores prácticas de manejo y las últimas novedades en la lucha contra las malezas resistentes», afirma el Ing. Pablo Fernández Barrón.
29 millones de hectáreas afectadas
Por su parte la Ing. Agr. Eugenia Riccia, Gerenta del programa REM de Aapresid, explica que llevan adelante bianualmente el mapeo de malezas problemas resistentes y tolerantes en nuestro país. En 2023 realizaron la 6ta edición en más de 29 millones de has productivas.
En cuanto al crecimiento, afirma, se encontraron biotipos con resistencias a diversos modos de acción de los herbicidas (RG, RPPO, RALS, R2,4D y RACC) y nuevas resistencias que se mapearon por primera vez, como es el caso de Digitaria sanguinalis o “pasto cuaresma” resistente a RG, Amaranthus sp. resistente a RPPO y a Hormonales, que evidencian la complejización de la problemática en el sistema productivo”.
46 biotipos registrados presentes en distintas zonas
Con más precisión, Riccia consigna, “los mapas muestran que el 70% del territorio ya cuenta con 15 o más de los biotipos resistentes relevados. Las malezas complicadas avanzan por el área productiva como una sombra masiva y progresiva. Son 46 biotipos resistentes registrados con trabajos científicos que corroboran especialistas malezólogos del país.
Luego le pone nombre y apellido a cada problema, “Amaranthus RG, Conyza RG, Eleusine RG, Sorghum RG, Echinochloa RG, Lolium RG, Nabos RG, Conyza RALS y Chlorideas agrandaron su área en 1.150.000 ha más en promedio por especie, en comparación con 2021. Tanto el archi-conocido “yuyo colorado” como la “rama negra”, lideran en casi toda la superficie agrícola del país, alcanzando más de 25 millones de ha. Siendo Santa Fe y Córdoba, con casi un 100% de su superficie, las provincias más afectadas.
Le siguen un escalón más abajo, promediando las 12 millones de hectáreas, el grupo de gramíneas conformado por el tridente de avance agresivo Eleusine RG, que presiona en un 62% en Córdoba, Sorghum RG, con un 66% en Sta Fe y Echinochloa RG, en casi todo Entre Ríos, y las Chlorideas. Seguidas por Lolium RG, Nabos RG y Conyza RALS. Al mencionar las más difíciles en general las que los productores señalan primero todos los años son rama negra, yuyo colorado, sorgo de Alepo y otras gramíneas estivales.
Más hacia el sur, las crucíferas en conjunto con el raigrass son las que definen las estrategias de manejo, que cada vez son más complejas por las resistencias que aparecen. En el norte, Chloris y Borreria son unas de las que más preocupan las últimas campañas, en conjunto con otras tolerantes como Commelina.
Para el control
Para el control la Ingeniera señala que no hay un método especifico y que el mejor herbicida demanda un manejo integrado para lograr efectividad y vida útil. Recomienda, “Abandonar el concepto de solo realizar controles químicos, e integrarlo como una herramienta más en una estrategia con numerosos aspectos preventivos y de control”.
Monitoreo constante, limpieza de maquinaria, uso de semilla fiscalizada, rotación de cultivos, variedades de mejor comportamiento, el manejo de densidad de siembra y espaciamiento entre surcos y la implementación de cultivos de servicios son algunas de las herramientas recomendadas por la especialista.
“Planificar según cada caso la estrategia de control químico (preemergentes, doble golpe, rotación y mezcla de activos) y hacer foco en calidad de aplicación y el posterior monitoreo, control de malezas al momento de la cosecha”, afirma la Ing. Eugenia Riccia
[ad_2]
Source link
Deja una respuesta