el socialismo es el único con posibilidades de formar gobierno, pero necesita el apoyo de uno de los partidos independentistas

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En las elecciones del domingo, los catalanes le dieron la espalda al independentismo y dejaron claro que el único con posibilidades reales de gobernar es el candidato del Partido Socialista de Cataluña, el ex ministro de Salud de Pedro Sánchez durante la pandemia Salvador Illa.

Pero no podrá hacerlo solo. Se quedó con casi el 28 por ciento de las urnas, que se traducen en 873 mil votos y 42 diputados para sentar en el Parlamento de Cataluña, pero no alcanzó la mayoría parlamentaria que lo habilitaría a formar un gobierno socialista en solitario.

Para poder ser el próximo presidente de la Generalitat, apuesta a pactar con un sector del separatismo catalán, el más moderado y de izquierdas: Esquerra Republicana de Cataluña, el partido de gobierno que el domingo obtuvo un resultado desastroso.

Con el 13,6 por ciento de los votos, Esquerra perdió 13 bancas en el Parlamento catalán y pasó a ser la segunda fuerza independentista.

Su candidato y presidente en funciones hasta que se forme el próximo gobierno, Pere Aragonès, anunció este lunes que no retirará su acta de diputado para la conformación del próximo Parlament y que se retira de la primera línea de la política.

Pere Aragones, de Esquerra y figura clave para que el socialismo pueda formar gobierno. Foto AFPPere Aragones, de Esquerra y figura clave para que el socialismo pueda formar gobierno. Foto AFP

Su partido, sin embargo, tiene en sus manos la llave para abrir la puerta a un nuevo gobierno de izquierdas en Cataluña -el que podrían formar los socialistas, Esquerra y la coalición de izquierdas catalanas no independentistas reunidas en Comunes-Sumar- o desentenderse, cerrar las chances a cualquier tipo de pacto y dar rienda suelta al fantasma del bloqueo y la repetición electoral.

El nuevo gobierno catalán tendría que conformarse antes de que termine junio.

Los números no le dan al separatismo

Por primera vez en décadas, las tres fuerzas principales independentistas -Esquerra, Junts per Catalunya y la CUP- no lograron reunir la mitad más una de las 135 bancas que integran el Parlamento para asegurarse un gobierno separatista.

Sin embargo, el único partido nacionalista que no perdió presencia y aumentó su electorado fue Junts, cuyo candidato, el ex presidente Carles Puigdemont, está dispuesto a hacer valer los 35 diputados que acaba de lograr.

“Me veo presidente, sí. En caso contrario no me presentaría a la investidura, no haría teatro”, dijo Puigdemont este lunes desde el sur de Francia, donde se instaló para hacer campaña.

El ex presidente no pisa España desde 2017, cuando gobernaba Cataluña y declaró unilateralmente la independencia. Su audacia le costó a la comunidad autónoma la intervención del gobierno nacional y Puigdemont huyó para evitar ir a prisión.

Desde el auto-exilio y mientras espera que la ley de amnistía que pactó con Pedro Sánchez -a cambio de que su partido apoyara la reelección del socialdemócrata- sea una realidad, Puigdemont desafía al arco político catalán: postula que, con el apoyo de Esquerra y de la CUP podría lograr “una mayoría independentista coherente” y desafía al PSOE de Sánchez para que “sacrifique” al candidato socialista que ganó las elecciones y le permita a él ser investido como el 133 presidente de la Generalitat.

El candidato de Junts a la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont. Foto EFEEl candidato de Junts a la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont. Foto EFE

Puigdemont y los suyos consideran que su regreso a Cataluña sería restituir la legitimidad que le fue arrebatada a su gobierno.

Pero Esquerra no le asegura su apoyo.

“Lejos de personalismos”

“Los resultados son los que son. La oposición al gobierno republicano, representada por el Partido Socialista de Cataluña y por Junts, se ha impuesto en las urnas. Ahora les corresponde a ellos el nuevo escenario”, dijo el candidato de Esquerra y presidente en funciones, Pere Aragonès, mientras anunciaba su retiro de la política.

“Asumiremos nuestro papel en la oposición”, agregó sin aclarar qué hará Esquerra con las 20 bancas que logró conservar en el Parlamento.

Aragonès se refirió a las dos fuerzas que necesitan los votos de Esquerra como los que se opusieron a su gobierno.

El socialismo fue el principal partido de la oposición durante su gestión y Junts, socio inicial en la coalición de gobierno que Aragonès estrenó en 2021, abandonó la Generalitat y lo obligó a gobernar durante el último año y medio en solitario y con minoría parlamentaria. Fruto de esas coordenadas que lo maniataban fue el adelanto electoral que Aragonès anunció en marzo.

“Se ha perdido la mayoría independentista y el país (por Cataluña) ha girado a la derecha -señaló el candidato de Esquerra-. El independentismo tiene que encarar el futuro como un proyecto político necesario para nuestro país.”

“Lejos de personalismos y de batallas estériles”, subrayó el ya ex presidente catalán en clara alusión a Puigdemont y sus pretensiones.

En las elecciones de 2021, el independentismo reunió el 52 por ciento de los votos válidos. Este domingo, no superó el 43 por ciento.

No a Puigdemont, “aunque amenace”

“Nosotros no apoyaremos una investidura de Puigdemont”, dijo este lunes desde Barcelona la vocera de los socialistas catalanes, Núria Parlon.

“Y esto le tiene que quedar muy claro a Puigdemont, aunque nos amenace con bloquear la gobernabilidad en España”, agregó.

“Porque la mayoría independentista en Cataluña, como resultado de las urnas, se ha perdido y, por otra parte, porque hemos ganado las elecciones tanto en votos como en escaños”, repasó la vocera socialista.

Durante la campaña, Puigdemont amagó con poner en dificultades a Pedro Sánchez y quitarle el apoyo parlamentario en el Congreso de los Diputados, si no le gustaban los pactos post-electorales del candidato socialista catalán.

Los que estuvieron esta mañana de lunes en la sede del PSOE de Madrid, donde Sánchez reunió a la Ejecutiva de su partido para analizar los resultados electorales en Cataluña, contaron que el presidente del gobierno está feliz.

La buena cosecha de votos de su candidato confirman, según él, que las políticas que el socialismo denomina de negociación y pacificación en Cataluña -tan criticadas por el Partido Popular y por Vox que las ven como concesiones ilegales e imperdonables- están dando fruto.

La victoria socialista en las elecciones catalanes son una caricia para la mejilla de Sánchez, abofeteada por las críticas a la polémica ley de amnistía con la que se borrarán los delitos cometidos por los separatistas que participaron en el referéndum y la declaración de independencia de Cataluña de 2017, Puigdemont incluido.

A modo de eufemismo, la bautizaron “Ley orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña”.

Para el ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, es “la mejor decisión política de los últimos 10 años”.

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