En un gesto hacia los militares, Lula da Silva canceló los actos oficiales por el golpe de hace 60 años en Brasil

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En el 60º aniversario del último golpe militar contra el gobierno de Joao Goulart que se recordó este domingo en Brasil, el presidente Lula da Silva vetó los actos oficiales en recuerdo de las víctimas, en un intento de distender las relaciones con el Ejército, cuando algunos de sus oficiales de alto rango están en la mira por un supuesto plan golpista que buscó impedir la asunción del líder del PT en la primera semana de enero de 2023.

El gesto de Lula es un claro cambio de posición de un presidente que ha sido asociado históricamente con posiciones criticas hacia los militares. “Necesitamos acercar a la sociedad brasileña y las Fuerzas Armadas: no pueden tratarse como si fueran enemigas”, dijo a finales de febrero en una entrevista a la prensa local, en un anticipo de la medida de este domingo.

El 31 de marzo de 1964, los militares brasileños se rebelaron contra el presidente Joao Goulart (1961-1964) y se mantuvieron durante 21 años al frente de una dictadura, admirada por el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), un excapitán del ejército, hoy bajo investigación judicial junto con otros altos oficiales por un intento de golpe contra su sucesor.

El aniversario parecía propicio para que Lula, un exsindicalista que lideró una huelga histórica contra el gobierno de facto, recordase a sus víctimas, entre las que se cuentan 434 asesinados o desaparecidos, según las conclusiones en 2014 de la Comisión Nacional de la Verdad, un organismo oficial.

A diferencia de la vecina Argentina, que juzgó a los uniformados acusados de cometer crímenes durante su dictadura (1976-1983), en Brasil el capítulo se saldó con una Ley de Amnistía de 1979.

Encuentro. El presidente de Francia,  Emmanuel Macron, visitó Brasil en las vísperas del aniversario por el golpe en Brasil (Reuters).  Encuentro. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, visitó Brasil en las vísperas del aniversario por el golpe en Brasil (Reuters).

Pero Lula, de 78 años, afirmó que el golpe de 1964 “ya forma parte de la Historia” y su gobierno “no se quedará dando vueltas al asunto”.

“Estoy más preocupado con el golpe del 8 de enero de 2023 que con el de 1964”, dijo recientemente. Ese día, miles de seguidores de Bolsonaro invadieron las sedes de los tres poderes en Brasilia, llamando a los militares a deponer a Lula, una semana después de su asunción.

Paralelamente, la policía investiga al exmandatario por supuestamente participar en un “plan de golpe de Estado” para mantenerse en el poder tras su derrota en los comicios de 2022. En la trama están involucrados varios de sus aliados más estrechos, incluidos ministros y altas figuras militares. Un mayor y un coronel del Ejército fueron detenidos en el marco de esa investigación.

“Nunca hubo una coyuntura tan propicia para discutir el lugar de las Fuerzas Armadas en la sociedad brasileña como después del gobierno de Bolsonaro y después del 8 de enero”, explica el historiador Lucas Pedretti.

Pero Lula hizo “un cálculo político que pone en primer plano una estrategia de acomodación con las Fuerzas Armadas, en detrimento y perjuicio de las necesidades históricas de la sociedad brasileña de rever su pasado”, dijo a la AFP este académico de la Universidad de Rio de Janeiro.

Apoyo. Miles de bolsonaristtas participan de una marcha en respaldo al ex presidente Hair Bolsonaro, bajo investigación por la asonada de enero de 2023 (AFP).Apoyo. Miles de bolsonaristtas participan de una marcha en respaldo al ex presidente Hair Bolsonaro, bajo investigación por la asonada de enero de 2023 (AFP).

La decisión de Lula supuso la cancelación de actos preparados por su propio gobierno, como los del ministerio de Derechos Humanos. Su titular, Silvio Almeida, pretendía recordar a los activistas y perseguidos por el régimen militar en un discurso en el Museo de la República, en Brasilia, según medios locales.

Y aunque Lula prohibió el año pasado celebrar el golpe en los cuarteles, como durante los años de Bolsonaro (2019-2022), tampoco se hará ninguna reflexión sobre el papel de las Fuerzas Armadas en la dictadura o la actualidad.

Pero grupos de derechos humanos exigen al presidente Lula reactivar la Comisión de muertos y desaparecidos, instalada en 1995 para investigar crímenes políticos entre 1961 y 1979, y suprimida por Bolsonaro en su último año de gobierno.

La Coalición Brasil por la Memoria, Verdad y Justicia, que une a más de 150 asociaciones, criticó la “equivocada” decisión del presidente de no conmemorar el aniversario. “Repudiar vehementemente el golpe de 1964 es una forma de reafirmar el compromiso de castigar también los golpes del presente y eventuales tentativas futuras”, señalaron en una nota

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