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“La gente viene a la farmacia y pide alternativas, el farmacéutico le ofrece una opción de acuerdo a su tratamiento y a su posibilidad económica, ya que se puede reemplazar por algún medicamento de otro laboratorio más barato que contenga el mismo principio activo”, explicó. Y sumó que también se ven muchos casos de personas que se van del negocio con las manos vacías.
“Lo que vemos con preocupación es que está habiendo mucha venta ilegal de medicamentos, mucho mercado negro en ferias comunitarias, incluso en merenderos, en lugares donde no hay ningún tipo de control”, dijo Fernández. En este sentido, el profesional sostuvo que el mayor peligro tiene que ver con que los medicamentos que circulan informalmente no tienen seguimiento ni control de origen o conservación.
“En estos espacios informales no hay ningún experto en medicamentos que es necesario porque las nomenclaturas de las drogas son complejas, pueden darle un medicamento equivocado. Y por otro lado, la mala conservación de un medicamento puede hacer que su composición química cambie y esa composición alterada puede traer un grave problema”, detalló.
Fernández afirmó que en las farmacias la venta de medicamentos bajó un 45% y esas personas pueden haber elegido dos caminos: abandonar sus tratamientos o adquirir los medicamentos de manera informal. “El remedio puede ser peor que la enfermedad”, concluyó.
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