Una purga de generales sacude a Rusia en plena guerra con Ucrania

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Rusia detuvo en las últimas semanas a varios generales y oficiales para reestructurar la plana mayor de las Fuerzas Armadas, cuestionadas por altos niveles de corrupción e ineficiencia en momentos en que sus tropas buscan dar nuevo impulso a su ofensiva en Ucrania.

La detención más reciente es la del general Vadim Shamarin, jefe adjunto del Estado Mayor para las comunicaciones, cuyo arresto fue ordenado el miércoles por un tribunal militar por haber «aceptado un soborno particularmente importante».

Este oficial de alto rango encargado de las comunicaciones, un área en la que las fuerzas rusas tuvieron importantes problemas al inicio de la invasión de Ucrania según analistas, se enfrenta a una pena de hasta 15 años de prisión.

Las detenciones se multiplicaron en el ministerio de Defensa y en las altas esferas del ejército desde fines de abril, pero el Kremlin negó que haya una campaña de purgas en curso, y aseguró que en esta ocasión se trató de una operación anticorrupción al uso.

«La lucha contra la corrupción es un trabajo continuo, no es una campaña» de purgas, aseguró a la prensa el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov.

Antes de Shamarin, el viceministro ruso de Defensa, Timur Ivanov, y Yuri Kuznetsov, responsable de recursos humanos en el ministerio, fueron detenidos por corrupción.

Otro general, Ivan Popov, fue detenido recientemente por «fraude». Este general, excomandante del 58º ejército desplegado en Ucrania, había sido cesado el pasado julio por haber, según dijo, revelado las dificultades a las que se enfrentan las tropas rusas en el frente ucraniano.

Paralelamente, esta limpieza en las altas esferas del ejército ruso ha impulsado la llegada de tecnócratas en el seno de la máquina de guerra del Kremlin.

Soldados ucranianos cargando un vehículo militar ruso abandonado en un remolque durante el ejército de Ucrania. contraofensiva en la región de Kharkiv. Foto AFPSoldados ucranianos cargando un vehículo militar ruso abandonado en un remolque durante el ejército de Ucrania. contraofensiva en la región de Kharkiv. Foto AFP

El ministro de Defensa de larda data de Vladimir Putin, Serguéi Shoigú, fue remplazado a mediados de mayo por un economista sin experiencia militar, Andréi Belóusov.

Para el experto militar ruso Alexander Khramchikhin, las autoridades sabían «desde hace mucho tiempo» que el presupuesto de defensa se utilizaba de forma ineficiente, pero en tiempos de guerra, esta realidad «se ha vuelto demasiado evidente como para hacer la vista gorda».

Aún más si se toma en cuenta que Rusia, blanco de sanciones occidentales, ha reorientado su economía hacia la industria bélica, con un aumento del 70% del presupuesto federal destinado a defensa previsto para 2024.

Quinto mandato

Para no hacer olas, el Kremlin esperó a la remodelación del gabinete tras la reelección de Vladimir Putin para un quinto mandato antes de lanzar su caza de brujas.

«En tiempos de guerra, el dinero debe gastarse correctamente. De ahí el nombramiento de Belóusov: tiene que asegurarse de que todo se hace correctamente y de que no se despilfarra el dinero (…) El tiempo dirá si lo consigue», señala el analista.

La corrupción en la cúpula del ejército era una de las principales críticas del jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, que instigó una rebelión frustrada en junio de 2023 y murió dos meses después en un accidente aéreo en circunstancias que siguen sin esclarecerse.

Aún así, los dos enemigos jurados de Prigozhin no fueron «purgados»: el ex ministro de Defensa Serguéi Shoigú fue designado secretario del Consejo de Seguridad ruso, y el jefe del Estado Mayor Valéri Guerasimov sigue en su puesto.

El futuro de otro general, Serguéi Surovikin, muy respetado por las tropas pero caído en desgracia tras la revuelta de Wagner, sigue siendo incierto. La última vez que se le vio en público fue en septiembre de 2023, durante una visita a Argelia.

«La situación (en el ejército) es grave y la corrupción flagrante», zanja un destacado analista militar ruso, que pidió el anonimato.

En su opinión, Vladimir Putin es consciente de que la guerra de desgaste contra Ucrania, que dura ya más de dos años, no puede durar eternamente y se ve obligado a «tomar medidas radicales», «cambiando a los hombres de atrás», donde «están los problemas».

El objetivo es «obtener resultados» en el frente antes de que el ejército ucraniano recupere fuerzas con la llegada de nuevo armamento occidental y la movilización de nuevos soldados.

«Lo más importante para el Kremlin es ganar la guerra, no derrotar a la corrupción», sostiene.

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